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Vida de Fray Junípero. Capítulo IV

Cómo fray Junípero daba a los pobres cuanto podía por amor de Dios.

Era tanta la piedad y compasión de fray Junípero para con los pobres, que cuando veía alguno mal vestido o desnudo, inmediatamente se quitaba la túnica o la capilla del hábito y se la daba; así es que el Guardián le mandó por santa obediencia que no diese a ninguno toda la túnica, ni parte del hábito.
Sucedió de allí a pocos días que encontró un pobre casi desnudo, el cual le pidió limosna por amor de Dios, y él le dijo con mucha compasión:
-- No tengo nada que pueda darte si no es la túnica, y me ha mandado el Superior que no la dé a nadie, ni parte del hábito; pero si tú me la quitas de encima, yo no te lo impido.
No lo dijo a un sordo, pues en un instante se la quitó el pobre y se marchó con ella, dejando despojado a fray Junípero. Cuando éste volvió al convento, le preguntaron por la túnica, y respondió:
-- Una buena persona me la quitó de encima y se fue con ella.
Crecía en él la virtud de la misericordia, y no se contentaba con dar la túnica, sino que cuanto le venía a las manos, libros, ornamentos, mantos, todo lo daba a los pobres. Por eso los frailes no dejaban las cosas en público, porque fray Junípero lo daba todo por amor y alabanza de Dios.
En alabanza de Jesucristo y del pobrecillo Francisco. Amén.

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